Roncar no es inofensivo: puede ser señal de apnea obstructiva del sueño, un trastorno con graves riesgos para la salud

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El ronquido, frecuentemente considerado una simple molestia nocturna, puede ser en realidad la señal de alarma de un problema de salud grave: la apnea obstructiva del sueño (AOS). Este padecimiento, caracterizado por pausas repetidas en la respiración durante la noche, afecta no solo la calidad del sueño del paciente, sino que también puede tener consecuencias severas a largo plazo para su salud cardiovascular, metabólica y cognitiva, impactando también a su entorno más cercano.

En México, se estima que una de cada diez personas adultas podría padecer AOS. Los síntomas incluyen ronquidos intensos, pausas respiratorias observables, somnolencia diurna excesiva, irritabilidad y dificultad para concentrarse.

“La AOS es un trastorno en el que la respiración se detiene y se reinicia repetidamente durante la noche. Esto ocurre porque las vías respiratorias superiores se colapsan, interrumpiendo el flujo de aire y provocando microdespertares constantes que fragmentan el sueño”, explica Sandra Mora, Clinical Innovation Lead de ResMed.

Generalmente, son la pareja o los familiares quienes detectan primero el problema, al notar ronquidos fuertes, jadeos o episodios de silencio seguidos de un resoplido. No obstante, estas señales suelen minimizarse, lo que retrasa el diagnóstico y el tratamiento adecuado.

Un tratamiento eficaz: la terapia con CPAP

Una vez diagnosticada, una de las opciones terapéuticas más efectivas es el uso de un dispositivo de CPAP (presión positiva continua en las vías respiratorias). En México ya está disponible el equipo AirSense 1 de ResMed, un dispositivo de CPAP que, mediante un flujo de aire constante, mantiene las vías respiratorias abiertas durante la noche, permitiendo un sueño continuo y reparador.

“El uso de CPAP, como el AirSense 11, ayuda al paciente a notar una mejora significativa: más energía durante el día, sueño de mejor calidad, reducción o desaparición de los ronquidos y menos somnolencia. A largo plazo, contribuye a prevenir o controlar la hipertensión, disminuir el riesgo de accidente cerebrovascular y mejorar funciones cognitivas como la memoria”, detalla Mora.

Aunque un episodio de apnea no causa la muerte de manera inmediata, la AOS no tratada incrementa significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades asociadas, como hipertensión arterial, diabetes, infartos y accidentes cerebrovasculares.

Además del uso del CPAP, los especialistas recomiendan adoptar cambios en el estilo de vida, como evitar el alcohol antes de dormir, mantener un peso saludable y tratar de no dormir boca arriba, medidas que complementan el tratamiento principal.

La presencia de ronquidos intensos, fatiga persistente o pausas respiratorias durante el sueño debe ser evaluada por un profesional de la salud especializado en medicina del sueño. Un abordaje oportuno permite un diagnóstico preciso y la implementación de terapias que restauran la calidad de vida.

Para una evaluación integral, se recomienda acudir a la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) u otro centro especializado. Reconocer y tratar la apnea del sueño es un paso crucial para proteger la salud a largo plazo.

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