Mayor riesgo de neoplasias hematológicas en los trastornos de inmunodeficiencia primaria: oportunidades para la inmunoterapia

“La selección de objetivos inmunitarios o terapéuticos para pruebas en ensayos clínicos futuros sigue siendo imprescindible, especialmente si se tiene en cuenta el número relativamente pequeño de pacientes pediátricos con leucemia recurrente / refractaria o linfoma”

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Los trastornos de inmunodeficiencia primaria ocurren cuando se presenta disminución o ausencia de la respuesta inmunitaria del cuerpo, tales como las infecciones, bacterias, virus, toxinas o células cancerígenas. Pueden afectar cualquier parte del sistema inmunitario; por lo regular estas afecciones se presentan cuando glóbulos blancos especiales, los llamados linfocitos T o B (o ambos), no funcionan de manera normal o cuando el cuerpo no produce anticuerpos suficientes.

Los datos del Registro Internacional de Cáncer de Inmunodeficiencia muestran que casi el 60% de todas las malignidades informadas en los transtornos de inmunodeficiencia  son linfomas, 85% de los cuales son linfomas no Hodgkin (NHL). En la mayoría de los caso, emergen durante la infancia temprana, siendo enfermedades monogenéticas que se caracterizan por la disfunción de uno o más componentes del sistema inmune. Los pacientes que sufren esto pueden presentar tasas de infección anormalmente altas, a menudo con patógenos oportunistas, autoinmunidad o cáncer infantil .

El trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas (alo-HSCT) es un enfoque eficaz para curar neoplasias malignas hematológicas recurrentes, en las que las células T del donante aportan la mayor reactividad antitumoral, también conocido como efecto de injerto contra leucemia.

Aquí, las respuestas inmunes pueden erradicar las células cancerosas resistentes a la quimioterapia, destacando el gran potencial de la explotación del sistema inmune en la terapia contra el cáncer. Con el descubrimiento adicional de que los anticuerpos murinos humanizados podrían inducir remisiones en el linfoma de células B, se plantean dos pilares de inmunoterapia en neoplasias hematológicas, es decir, potenciación de la reactividad de células T efectoras y antígenos de superficie tumoral dirigidos directos con anticuerpos; basados ​​en anticuerpos y próxi- mos células T.

Diversas terapias basadas en anticuerpos ahora han demostrado un impacto significativo en el tratamiento de neoplasias malignas hematológicas. La tecnología del anticuerpo monoclonal (mAb) permite dirigir epítopos únicos en la superficie de las células tumorales y las células inmunes. Tras la unión de estos epítopos de la superficie celular, los mAb pueden facilitar los efectos antitumorales a través de mecanismos de acción directos o indirectos. El acoplamiento de los mAb con sus dianas en la superficie de la célula tumoral puede matar directamente a las células, es decir, inhibiendo las señales de proliferación, induciendo la apoptosis o administrando toxinas conjugadas a la célula tumoral. Alternativamente, unión de anticuerpos marca las células tumorales como objetivos para la muerte inmuno mediada. Tales células opsonizadas se eliminan a través de la fagocitosis, la citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos (ADCC) o la citotoxicidad dependiente del complemento (CDC), revela el estudio.

El estudio fue publicado en https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1521661617307519?utm_campaign=MCRED_LSS_TW_Immunology&sf192827974=1