Prevención, tarea a realizar a diario

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Octubre, el mes que se pinta de color rosa, se ha convertido en un periodo dedicado a generar conciencia y, a su vez, sensibilizar sobre la importancia de la detección y tratamiento oportunos del cáncer de mama. Mucho ha hablado sobre algunos de factores de riesgo que pueden contribuir a desarrollar la neoplasia, como es el caso del tabaquismo.

Sin embargo, también resulta importante enfocarse en una serie de aspectos que tras practicarse día a día pueden originar un cambio en beneficio de nuestra salud. Se trata de llevar una vida físicamente activa, mantener un peso saludable y tener una dieta correcta.

Ana María González, especialista en nutrición, mencionó que son muchos los estudios que vinculan el tener y mantener un peso saludable con una menor incidencia de cáncer de mama; de la misma manera que las personas con sobrepeso aumenta su riesgo no solo de la primera aparición, sino de tener una recaída.

Recordó que además del peso, también es importante la composición corporal pues el exceso de grasa puede incrementar la posibilidad de desarrollar la enfermedad.

En cuanto a la alimentación, mencionó que expertos estiman que la calidad de la dieta es responsable de entre 30% y 40% del riesgo de la aparición de cualquier tipo de cáncer; significa –apuntó- que una alimentación saludable reduce el riesgo de manera significativa padecer la enfermedad.

Entre las características de una dieta que más efecto tiene en la prevención del cáncer de mama se encuentran:

  • Contenido y tipo de grasa, es decir personas con dietas altas en grasa y en especial grasas saturadas tienen mayor riesgo que aquellas que tienen dietas adecuadas o bajas en grasa.
  • Sugieren limitar el contenido de grasa de la dieta a aproximadamente 30 % de la energía diaria y menos de 10% proveniente de grasas animales, así como evitar las grasas trans.
  • Aumentar el consumo de grasas omega que se encuentran en pescados y en alimentos vegetales como la linaza.
  • Cantidad de verduras, frutas y granos enteros, son alimentos ricos en fibra y sustancias naturales conocidas como fitoquímicos cuyo consumo elevado se relaciona con un peso saludable y una reducción en el riesgo de cáncer.

Asimismo, destacó que los fitoquímicos ayudan a nuestro cuerpo a reducir la formación de sustancias potencialmente carcinogénicas, reducir el ataque de estas sustancias a las células y ayudarlas a combatir las células cancerígenas.

Indicó que entre los más recomendados están el beta caroteno y otros carotenoides en vegetales y frutas; el resveratrol del vino tinto, los polifenoles del té, los Isotiocianatos en vegetales crucíferos como la col, brócoli, kale, coliflor y el ácido fítico, flavonoides y liganos del trigo.

La fibra contenida en estos alimentos, precisó, también se relaciona con una reducción del riesgo de cáncer; en especial si este consumo se realiza desde etapas tempranas de la vida.

Una dieta saludable, dijo, debe contener por lo menos 5 tazas o porciones de verduras y frutas y alimentos hechos a base de granos enteros.

Tema aparte es la actividad física, la especialista se refirió a necesidad de mantenerse físicamente activo, pues se considera como uno de los elementos más protectores contra el cáncer de mama. Aseguró que son diversos estudios que han mostrado que realizar entre 30 y 60 minutos de actividad física a intensidad entre moderada e intensa diariamente tiene un efecto “protector” de entre 20 y 80% del riesgo de padecer esta enfermedad.

El efecto puede ser mejor cuando la actividad se realiza de manera constante, desde etapas tempranas de la vida y aumenta mientras más larga o más vigorosa sea.

Finalmente, advirtió que el mes de octubre también debe recordarnos la conveniencia de realizar cambios en nuestra vida y, lo mejor es mantenerlos a lo largo de todo el año.