Hasta hace algunos años la linaza ha alcanzado un interés particular debido a los beneficios que sus componentes ofrecen a nuestro organismo, de ahí la incorporación de la semilla a la dieta diaria. Algunos de sus aportes son: proteínas, lípidos, hidratos de carbono, minerales como el potasio, fósforo, hierro, zinc y magnesio; además de vitaminas del grupo B.
De ahí que haya ganado tanta popularidad, y se recomiende ampliamente en temas nutricionales. Según la Organización Mundial de la Salud es necesaria para alcanzar una buena salud así como un desarrollo adecuado.
En una investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de Chile, denominada “La Linaza como fuente de compuestos bioactivos para la elaboración de alimentos”, se reporta que los compuestos de la linaza proporcionan beneficios para reducir el riesgo de diabetes, lupus, nefritis, ateroesclerosis y los cáncer dependientes de hormonas.
También se menciona que disminuye el nivel de colesterol y bajar la presión arterial, haciéndola una excelente opción para controlar enfermedades cardiovasculares.
Actualmente, en el mercado existen diversas formas de conseguirla como puede ser en aceite, pastillas, la semilla entera y molida siendo esta última la que se considera una mejor opción nutritiva.
Se trata de un alimento que se puede agregar a una amplia variedad de platillos: ensaladas, jugos, en la elaboración de panes o galletas. Se sugiere como un complemento ideal para acompañar carnes empanizadas, combinarla con yogurt ya sea para el desayuno o como aderezo para la comida o la cena.
Sin embargo, se sugiere que antes de incorporarla a la dieta diaria se consulte previamente al especialista a fin de obtener un mayor beneficio.