La artritis reumatoide es una enfermedad crónica ocasionada por un mecanismo complejo del cual aún no se tiene mucha información, teniendo como consecuencia que el tratamiento sea complejo y prolongado. Actualmente se están realizando estudios para solucionar este problema que afecta a gran parte de la población, de cualquier edad o género.
Se asocia esta enfermedad con la condición familiar, se cree que es hereditaria y los síntomas ocurren cuando el sistema inmunológico ataca el revestimiento sano de sus articulaciones. No existe cura para la artritis pero hay posibilidades de controlar el avance de la enfermedad, siempre y cuando se realice una detección oportuna y tener conocimiento del nivel en el que se encuentra.
A pesar de que existen tratamientos para la artritis como los medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD, por sus siglas en inglés) o la terapia no farmacológica la cual consiste en que el paciente adopte modificaciones en su estilo de vida y aprenda a realizar los ejercicios que el médico especialista indique.
No obstante en la revista Nature Reviews Rheumatology se público un artículo sobre una nueva intervención terapéutica para la artritis reumatoide a través de la función linfática. Donde se argumenta que durante la última década, a través de estudios se observó los cambios dramáticos en la contracción de los vasos linfáticos y en los ganglios linfáticos que drenan las articulaciones inflamadas; se asocian con la progresión de la enfermedad y la respuesta al tratamiento en modelos murinos de artritis reumatoide.
“En particular los estudios clínicos piloto en pacientes con artritis reumatoide informan cambios en los ganglios linfáticos después del tratamiento y por lo tanto el drenaje de los vasos y los ganglios linfáticos podrían representar un biomarcador potencial de la actividad de la artritis y la respuesta al tratamiento”.
Aun se sigue investigando sobre esta posibilidad, para tener resultados más eficientes, sin embargo existen diferentes opciones a parte de los medicamentos y terapias, como lo es la intervención quirúrgica. Esta posibilidad es cuando ya no se pueda controlar más la enfermedad, danto paso a lesiones graves e irreversibles en la membrana sinovia, el cartílago articular y el hueso.
