Incidencia de sobrepeso y obesidad, sigue en aumento

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A los profesionales de la salud les corresponde identificar las problemáticas del paciente, orientarlo y tratarlo de manera integral

La incidencia de sobrepeso y obesidad en México sigue en aumento, a pesar de la puesta en marcha de diferentes programas para contrarrestarlas, comentó Angélica Palacios, integrante de la Asociación Mexicana de Diabetes en la Facultad de Medicina de la UNAM.

Indicó que al comparar las encuestas nacionales de Salud y Nutrición de 2012 y 2016, se observa la misma tendencia, lo que significa que no estamos haciendo bien.

Mencionó que nuestro país sufre la doble carga de la mala nutrición: por deficiencia y por exceso, una situación alarmante.

Asimismo, comentó que existen diferentes factores para el desarrollo de la obesidad, como los biológicos y los ambientales. Entre los primeros se encuentran las alteraciones biológicas y endócrinas, así como la herencia; y entre los ambientales el estilo de vida, el trabajo y la alimentación.

La probabilidad de que una persona sea obesa por aspectos biológicos es de 30 a 40 por ciento, y el resto (60 o 70) lo sería por aspectos ambientales, que pueden ser modificados y controlables.

Angélica Palacios explicó que de los rasgos biológicos emergen cinco genotipos: el “ahorrador”, que se refiere al momento en que el ser humano estuvo expuesto a periodos de hambre, y el cuerpo, en lugar de gastar, ahorraba, “por eso tendemos a acumular grasa”. A él se suman el hiperfágico, sedentario, de baja oxidación de lípidos y el de adipogénesis.

Advirtió que la herencia es otro factor. Se dice que si ambos padres son obesos, el riesgo de que el hijo lo sea es de entre 50 y 69 por ciento. De ahí la conveniencia de tomar medidas, incluso previo a la concepción.

Otros elementos biológicos a considerar son las alteraciones endócrinas (como síndrome de ovarios poliquísticos, hipotiroidismo o resistencia a la insulina). Añadió que entre los factores ambientales se encuentra el estilo de vida sedentario, el trabajo, el transporte, las formas recreativas, alimentos de alta densidad energética y el consumo basado en el hedonismo más que en la necesidad de alimentarse.

Citó como uno más al psicológico, ya que 55 por ciento de las personas con depresión tienden a incrementar su masa grasa o el peso corporal, y 55 por ciento de los individuos obesos presentan depresión. Ambos aspectos están muy relacionados, aseguró, ya que alguien deprimido no tendrá ganas de salir a hacer ejercicio o a comprar sus alimentos.

El problema, agregó, no sólo se relaciona con la alimentación, si hay alguna alteración en el estado de ánimo, puede presentarse un trastorno de la conducta alimentaria, por lo que es necesario tratar a estos pacientes desde una perspectiva multidisciplinaria.

A su vez, la especialista resaltó que se ha identificado que entre las mujeres hay mayor prevalencia y que existen diferencias de acuerdo a la región del país o el tipo de localidad en donde viven. Por ejemplo, en poblaciones rurales 42.7 por ciento de la población tiene obesidad, y en las ciudades 38.2, “cuando antes lo que se identificaba en aquellos sitios era la desnutrición”.

En cuanto a la salud abdominal, señaló que es en los varones de entre 40 y 79 años de edad en quienes se presenta con mayor frecuencia; mientras que en ellas inicia de manera más temprana: a partir de los 30.

“Mantener un peso saludable es una responsabilidad compartida. A los profesionales de la salud les corresponde identificar las problemáticas del paciente, orientarlo y tratarlo de manera integral, y a este último le toca ser proactivo, apegarse al tratamiento para llegar al resultado adecuado”, subrayó Palacios.

Por su parte, Laura Escobar Pérez, profesora del Departamento de Fisiología de la FM, destacó que la educación es una herramienta fundamental para que los niños y su entorno familiar cuenten con los elementos necesarios para hacer cambios en beneficio de la salud.

La intervención en los estilos de vida, junto con un programa de conducta, añadió, son herramientas que han demostrado su eficiencia para controlar el sobrepeso en los pequeños. De ahí, la importancia del papel de los pediatras y del personal de salud, pues son el enlace directo entre la comunidad y los infantes, y tienen la posibilidad de actuar en las primeras fases de desarrollo de la obesidad.

“Si la solución fuera tan simple como comer menos y hacer ejercicio, ¿por qué 90 por ciento de los niños en México enfrentan un futuro obeso?.

“Los pronósticos afirman que para el año 2030 las enfermedades no transmisibles serán la causa más frecuente de muerte, es decir, padecimientos crónicos de larga duración y lenta evolución, como las patologías cardiovasculares, el cáncer, afecciones respiratorias crónicas y la diabetes”, aseveró.