Desde hace treinta años para acá nos hemos convertido en los principales consumidores de alimentos procesados, de comidas azucaradas, es decir, de comida chatarra y la propia Organización Panamericana de la Salud tiene un estudio que demuestra que somos los mayores consumidores de alimentos utraprocesados y el aumento del índice de masa corporal.
Se tiene un problema ante esta situación, pero esta un gran potencial para recuperar nuestra alimentación y es a través de la cultura. El poder del consumidor junto con la Alianza por la Salud Alimentaria han lanzó el Reto del Tlacoyo, para invitar a la población a revalorizar la comida tradicional mexicana a través de este valioso platillo el tlacoyo; un alimento muy nutritivo y fácil de preparar, además de ser muy económico.
Esto se debe para hacer a un lado el alto consumo de los alimentos que están haciendo un grave daño a la salud. Provocando que una de las peores epidemias de enfermedades crónicas no trasmisibles a escala mundial. La obesidad y el daño metabólico asociado que se expresan en una enorme y creciente cifra de enfermedades como la diabetes, los infartos cardiacos, la hipertensión arterial, la insuficiencia renal, el hígado graso, algunos tipos de cáncer, entre otras.
Por lo tanto como muestra de que la comida mexicana es muy nutritiva por su gran variedad de riqueza proveniente de productos del campo, los cuales desde tiempos atrás eran los que consumían nuestros antepasados y gozaban de buena salud en su mayoría. Pero desde que los alimentos procesados aparecieron en la vida de la población, se ha dejado a un lado este tipo de alimentación y a los niños desde pequeños se les ha educado con los alimentos de fácil preparación.
Ante esta situación el investigador y experto en nutrición del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, el Dr. Abelardo Ávila mencionó:
“Pese a una Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso la Obesidad y la Diabetes implementada en este sexenio que termina, las acciones para enfrentar esta crisis de salud han eludido el problema central: el cambio en el patrón de consumo alimentario que se dio a partir de principios de los años ochenta del siglo pasado y se aceleró con entrada del Tratado de Libre Comercio en 1994, más por las decisiones internas de políticas públicas en materia de alimentación y salud, que como efecto directo del tratado mismo. La única manera de enfrentar esta epidemia es recuperar las bases de la milenaria cultura alimentaria derivada de la agricultura familiar sustentable”.
Como demanda conjunta de la Alianza por la Salud Alimentaria, se presentó la propuesta para edificar un Sistema Alimentario Nutricional, Justo y Sustentable que recupere la riqueza culinaria del país dando nutrición, fortaleciendo a los pequeños y medianos productores del campo y revalorando el papel de la cocina en nuestro país. Se demandó de igual forma una campaña permanente del gobierno mexicano para revalorar los alimentos propios de nuestras diferentes regiones del país.
